El 19 de enero, en la Fiesta de nuestro Padre Fundador, San José Sebastián Pelczar, nuestra muy querida hermana, Miriam Pawlowska, regresó a la Casa del Padre después de más que un mes internada en la sala de terapia intensiva en una clínica en la ciudad de La Paz, por dificultades pulmonares muy serios.
La Madre Miriam, originalmente de la ciudad de Sanok (Polonia), llegó a Bolivia como misionera el 31 de julio de 1985. Vivió en casi cada comunidad nuestra, trabajando en el Hogar Sagrado Corazón en Montero, como maestra de postulantes y luego de novicias en Cochabamba, y en la pastoral en las comunidades de Valle Sacta y Puerto Rico. Sus últimos años pasó en la comunidad de la Nunciatura Apostólica en La Paz.
Su intensa y fervorosa oración, y entrega total al Señor, sucitan admiración y orgullo entre nosotras, sus hermanas, y a pesar del dolor que sentimos al no poder compartir más con ella aquí en esta vida, sabemos que está gozando de la presencia de su Divino Esposo e intercediendo por sus hermanitas. La hechamos de menos muchísimo, pero estamos agradecidas por el regalo de su vida y de su vocación, y por haber recibido el gran don de su presencia en nuestra Viceprovincia.
Después de dos días en La Paz, durante los cuales muchos vinieron a acompañarnos con sus oraciones, sus restos fueron trasladados a la ciudad de Montero.
La llegada del carro fúnebre desde el aeropuerto a nuestra capilla
Durante la Santa Misa del velatorio
Su hermana, Teresa, y nuestra Madre Kondrada, pudieron venir de Polonia para acompañarnos.
La procesión desde la capilla hacia la iglesia Apostol Santiago para la Misa de Cuerpo Presente
Su Excelencia, el Nuncio Apostólico, junto a Mons. Antonio Reimann, Mons. Doblaszewicz y varios sacerdotes, concelebraron la Misa de Cuerpo Presente
El inicio de la procesión hacia el cementerio general de Montero
Fue enterrada en nuestro nicho en el cementerio general de Montero
Agradecemos tantas oraciones por parte de nuestros amigos y hermanos en Cristo por el descanso eterno de nuestra hermana. Ahora la oración nos une con la Madre en el Corazón de Jesús, desde donde ella intercede por tantas personas que han compartido la vida con ella. Que el mismo Corazón de Cristo sea nuestro único anhelo en esta vida y que lleguemos un día a estar en Su presencia, al lado de la Madre Miriam que tanto Lo amó en esta vida.
